
Apenas se ingresa en el centro
de Milán lo primero que salta a la vista es
la enorme Catedral (Duomo) de mármol que se erige impetuosa en la
gran plaza llamada Piazza Duomo. Resaltan sus agujas que se elevan
hacia el cielo y en la parte más alta despunta la estatua de la
Virgencita “Madonnina” que ampara a los habitantes de la ciudad
y a sus visitantes.
De lado se encuentra la Galería dedicada al
Rey de Italia,Vittorio Emanuele II, elegante “hall” poblado de
negocios, restaurantes y cafeterías. Lugar
que transporta a una atmósfera del siglo XIX.
Una vez atraversada, he aquí una plaza en cuyo
centro está la estatua del Gran Genio Leonardo. Justamente delante
de la plaza se encuentra el teatro de fama mundial La Scala,
frecuentada, ayer y hoy, por artistas famosos, por ejemplo Giuseppe
Verdi debutó con varios de sus éxitos.
A poco más de 500 metros se encuentra el
imponente Castillo Sforzesco, notorio por la corte del Duque Ludovico
el Moro, pródigo anfitrión de artistas ilustres como Leonardo,
Bramante y otros.
Caminando unos centenares de metros se llega a la Plaza Santa
María de las Gracias donde está ubicada la homónima iglesia en que se
destacan las obras de Donato Bramante, su Cimborrio y su Claustro.
Pero lo que más atrae a los turistas es el refectorio de la iglesia porque sobre una de sus paredes se encuentra la celebérrima Última
Cena de Leonardo da Vinci.
GUIA TURISTICA MILAN